Si alguna vez has montado un PC o has actualizado tu CPU, seguramente te has encontrado con la pasta térmica de toda la vida: esa pasta gris que se coloca entre el procesador y el disipador de calor. Pero todo cambia, y ahora la pasta térmica de metal líquido está haciendo saltar por los aires a las pastas tradicionales (en sentido figurado, por favor, ¡no viertas agua sobre tu CPU!).
El metal líquido –que al principio estaba reservado para los overclockers más hardcore y los adictos al rendimiento– ha dejado de ser un recurso de nicho y se está volviendo cada vez más popular gracias a su enorme conductividad térmica. Estamos hablando de más de 70 W/mK, frente a los 4-10 W/mK de los compuestos térmicos convencionales. ¿Traducción? Temperaturas más bajas, ventiladores más silenciosos, y mayor margen para el rendimiento.
¿Qué la hace tan diferente?
A diferencia de la pasta térmica normal –que usa compuestos cerámicos o de silicona–, la pasta térmica de metal líquido está hecha de una aleación a base de galio. Eso es lo que le da esa consistencia ultraconductora similar a la del mercurio. Se extiende de forma distinta, se asienta de forma diferente y, lo que es más importante, transfiere el calor como una bestia.
Para cualquiera que esté montando o ajustando un equipo de gaming de alta gama, esto cambia las reglas del juego. Ese descenso adicional de la temperatura de 5-15 °C quizá no parezca gran cosa a primera vista, pero puede marcar la diferencia entre una CPU que se ralentiza térmicamente bajo presión y otra que se mantiene en el carril rápido.
Cuando llevas tu PC al límite –exportando videos 4K, ejecutando modelos de IA intensos o maximizando tu framerate en el Cyberpunk–, cada grado cuenta. Y, por supuesto, también marca la diferencia en los diseños compactos, donde el flujo de aire es mucho más limitado.
¿Quieres hacerte con este refrigerador next-gen? Entonces puedes hacer una recarga Paysafecard online para financiar tu próxima actualización: es seguro, rápido, sin fricciones, y hará que tu actualización térmica vaya más fluida que una nueva actualización de la BIOS.
Riesgos, ventajas, y por qué merece la pena
Sí, el metal líquido tiene fama de ser un poco «extra». Y una gran potencia térmica incluye una gran responsabilidad. Al fin y al cabo se trata de un conductor eléctrico, así que una aplicación descuidada puede causar un desastre si toca algo que no debería.
Pero la cosa es así: si sigues las instrucciones y te tomas tu tiempo, es seguro. Entusiastas de todo el mundo confían en el metal líquido, e incluso los fabricantes de portátiles más prestigiosos se están subiendo al carro (hablamos de ti, serie ROG de ASUS).
¿La recompensa? Temperaturas más bajas, un funcionamiento más silencioso y mayor durabilidad para tu CPU y tu GPU. Para los usuarios avanzados, los streamers y cualquiera que construya equipos a largo plazo, es una mejora que supera su precio con creces.
¿Es para todos?
Quizá no. Si tu equipo solo maneja hojas de cálculo y maratones casuales de YouTube, la pasta térmica estándar bastará. Pero si estás usando un Ryzen 9, un Core i9 o planeas montar un pequeño horno mini-ITX, el metal líquido empieza a tener muchísimo sentido.
¿Y sabes qué es lo mejor? El mercado ofrece ahora kits de metal líquido de fácil aplicación que incluyen cinta aislante, pinceles de aplicación e instrucciones a prueba de novatos.
¡Descubre la potencia del metal líquido!
Si realmente quieres sacar el máximo partido de tu PC, la pasta térmica de metal líquido representa una de las formas más sencillas y rentables para lograr un aumento real del rendimiento. No luce como tu RGB, pero aquí la cuestión pasa por la eficiencia, la longevidad, y hacer que tu máquina alcance su auténtico potencial.
Cuando estés listo para actualizar tu equipo y disparar el framerate de un nuevo juego o exprimir al máximo tu suite de Adobe, un mercado digital como Eneba te ayuda a recargar opciones como los vales de Paysafecard muy fácilmente, para que tu próxima compra de PC sea todavía más sencilla… y económica.













