Cual es mi IP
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Los datos que se comparten cuando se aceptan cookies de una página web

18 de septiembre de 2025

Cada vez que se visita un sitio web y aparece el típico aviso de cookies, muchos usuarios optan por hacer clic rápidamente en "Aceptar". Esta acción, que parece inofensiva, tiene implicaciones concretas sobre la privacidad digital. Aunque se insiste en que el usuario tiene control sobre la información que comparte, la realidad es más compleja. Las cookies son herramientas potentes, diseñadas no solo para mejorar la experiencia del sitio, sino también para alimentar redes de publicidad, análisis de comportamiento y, en algunos casos, incluso estrategias de monetización indirecta.

En un entorno donde el ecosistema digital se convierte en un mercado cada vez más sofisticado, ya sea en sectores como el del entretenimiento en línea o los servicios financieros descentralizados, conviene entender a fondo qué ocurre cada vez que se otorgan permisos sin un examen previo.

¿Qué son exactamente las cookies y por qué se utilizan?

Las cookies son pequeños archivos de texto que un sitio web almacena en el navegador del usuario. Su función inicial era facilitar la navegación, recordando preferencias como el idioma, el carrito de compras o la información de inicio de sesión. Sin embargo, con el tiempo, su propósito principal se ha diversificado hacia el seguimiento de la actividad del usuario.

Cuando se aceptan las cookies sin restricciones, se autoriza a los propietarios del sitio (y en muchos casos, a terceros integrados en él) a recolectar una amplia gama de datos. Esto puede incluir desde la ubicación geográfica y el modelo del dispositivo hasta el historial de navegación, tiempo de permanencia en una página o la interacción con ciertos botones.

Aplicado al contexto actual, donde la personalización y los algoritmos de recomendación son moneda corriente, estos datos se transforman rápidamente en materia prima para campañas publicitarias altamente segmentadas. En industrias como la de las fintech o el entretenimiento digital basado en blockchain, el uso estratégico de cookies permite a los desarrolladores ofrecer experiencias más ajustadas al usuario, como es el caso del crecimiento de plataformas que integran nuevas criptomonedas como método preferente de transacción en entornos interactivos como los casinos online o las apuestas deportivas, donde la flexibilidad y la seguridad tecnológica son claves.

¿Qué tipo de información puede recabarse?

Una de las grandes confusiones sobre el uso de cookies es la amplitud de datos que estas pueden recopilar. No se limitan únicamente a rastrear el sitio donde se originaron; es común que incluyan etiquetas y secuencias que permiten mapear la navegación del usuario en múltiples portales distintos. Esto da lugar al tan mencionado efecto de "seguimiento entre sitios".

Entre los datos más habituales que pueden ser recolectados figuran la dirección IP, los términos buscados en motores como Google, el comportamiento frente a anuncios publicitarios, la frecuencia con que se visita determinada web, patrones de desplazamiento del cursor e incluso clics fallidos. Si bien por sí solos estos detalles parecen inofensivos, combinados pueden construir un perfil digital sorprendentemente preciso.

Empresas dedicadas a la publicidad automatizada, motores de recomendación o incluso los desarrolladores de interfaces para apuestas en línea recurren a estos perfiles para ofrecer contenido personalizado. Por ejemplo, un jugador habitual de ruleta que consulta frecuentemente novedades sobre sistemas digitales podría empezar a recibir promociones específicamente adaptadas a su estilo de juego o al tipo de bono que suele reclamar.

Diferencias entre cookies propias y de terceros

No todas las cookies son iguales ni tienen el mismo propósito. Las cookies propias son generadas directamente por el sitio que el usuario visita. Suelen centrarse en funcionalidades básicas: idioma preferido, autenticación, etc. Las de terceros, en cambio, provienen de servicios externos integrados, como banners publicitarios, redes sociales o herramientas de análisis, y son las más intrusivas en términos de seguimiento.

Por ejemplo, un sitio de análisis de juegos en línea puede utilizar cookies propias para recordar la configuración del usuario, pero también incorporar herramientas como Google Analytics o espacios publicitarios donde empresas externas inserten cookies diseñadas para seguir la navegación en otros sitios también visitados por el usuario. Es aquí donde entra en juego la llamada "publicidad programática", una técnica que, utilizando cookies de terceros, permite mostrar anuncios increíblemente específicos basados en el historial digital de la persona.

El valor comercial de estos datos se ha disparado. En mercados digitales competitivos, donde productos como las criptomonedas permiten transacciones más ágiles y personalizadas, conocer con precisión a cada visitante se traduce en una ventaja estratégica. Plataformas que integran servicios de pago basados en blockchain han comenzado a utilizar estos recursos para segmentar aún más sus audiencias, mejorar la jugabilidad en línea y facilitar promociones dinámicas y adaptativas, características cada vez más apreciadas por los usuarios más exigentes.

Regulaciones actuales y el consentimiento informado

En teoría, las leyes de protección de datos, como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) en Europa o legislaciones similares en América Latina, exigen que el usuario otorgue un consentimiento explícito antes de que estas tecnologías entren en funcionamiento. Pero la forma en que se solicita este permiso, a menudo de manera genérica y con opciones confusas, hace que el consentimiento informado sea, en muchos casos, una ilusión.

El diseño visual de muchas notificaciones de cookies favorece una respuesta rápida. El botón "Aceptar" es más visible, más grande o está mejor ubicado que las opciones de configuración detallada. Esta usabilidad dirigida puede dificultar que el usuario comprenda qué datos está entregando realmente o a quién. Por eso, en países con regulaciones más estrictas, ya se empieza a exigir que las plataformas expliquen detalladamente los fines de uso antes de activar cualquier cookie no esencial.

Resulta cada vez más común encontrar gestores de consentimiento que permiten rechazar selectivamente ciertas cookies, aunque su implementación varía por industria. Los sectores donde la seguridad digital es esencial, como las plataformas de juegos en línea, apuestas deportivas o servicios financieros descentralizados, han adoptado sistemas más transparentes para garantizar confianza.

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